En cada etapa de la vida, Dios ha puesto un llamado único en cada uno de nosotros. Para cumplirlo, debemos mantenernos enfocados y obedientes, negándonos a distraernos con comparaciones o desanimarnos por las opiniones ajenas. Permanece en la tarea. Haz lo que Dios te ha llamado a hacer, confiando en que Su plan tiene un propósito, incluso cuando no tenga sentido o parezca insignificante.
La soledad de la obediencia
Hay momentos en que obedecer a Dios puede sentirse aislante. Como Adán en el jardín, caminando y hablando con Dios diariamente, aún puedes sentirte solo en tu asignación. La tarea de Adán de nombrar a los animales y cuidar el jardín podría haber parecido mundana, pero era parte del plan divino de Dios.
La Escritura nos recuerda la preocupación de Dios por nuestra necesidad de compañía:
La Escritura nos recuerda la preocupación de Dios por nuestra necesidad de compañía:
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18)
Fuimos creados para necesitarnos unos a otros. Las relaciones piadosas proveen rendición de cuentas, aliento y corrección, ayudándonos a ver puntos ciegos que no podemos reconocer por nosotros mismos. Esto refleja cómo el espejo lateral de un automóvil revela lo que está oculto, evitando colisiones y accidentes en la vida. De manera similar, Dios usa a otros para mantenernos alineados con Su voluntad
Preparación en la oscuridad
A lo largo de la Biblia, Dios usó temporadas de oscuridad y soledad para preparar a Su pueblo para asignaciones mayores:
• Noé: Fiel en la obediencia
La historia de Noé es un poderoso ejemplo de permanecer en la tarea, incluso cuando el mundo no comprende. Dios llamó a Noé a hacer algo extraordinario: construir un arca para salvar a la humanidad y al reino animal de un diluvio, aunque nunca antes había llovido. Imagina la soledad que Noé debió haber sentido al seguir las instrucciones de Dios.
Su obediencia fue recibida con burlas. La gente se mofaba de él mientras construía la enorme arca. Imagina cómo debió sentirse al ver que su esposa e hijos eran objeto de burlas y maltratos por su obediencia. Sin embargo, Noé permaneció fiel. Día tras día, siguió el plan de Dios, confiando en Su propósito. Su fe y perseverancia condujeron a la preservación de la raza humana y a un nuevo pacto con Dios.
“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase.”(Hebreos 11:7)
• Daniel y el foso de los leones; Sadrac, Mesac y Abed-nego y el horno de fuego: Valentía en la fe
La obediencia inquebrantable de Daniel lo llevó a un foso de leones, donde su vida estuvo en peligro. Asimismo, Sadrac, Mesac y Abed-nego enfrentaron el horno ardiente por negarse a inclinarse ante un ídolo. Solos y rodeados de amenazas, confiaron plenamente en Dios. Lo que parecía su destrucción se convirtió en un testimonio divino del poder de Dios. Su fe no solo los salvó, sino que también volvió los corazones de reyes y naciones hacia el único Dios verdadero.
• Pablo: Perseverancia en el sufrimiento
Pablo soportó prisión, golpes y traiciones mientras cumplía la misión de Dios. A pesar del aislamiento en una celda, Pablo adoró a Dios, permaneció en la tarea y compartió el evangelio. Su fidelidad plantó semillas para la iglesia que continúan creciendo hoy.
• María, madre de Jesús: Obediencia en medio de la duda
María llevó en su vientre al Hijo de Dios, pero probablemente enfrentó juicio y dudas de quienes la rodeaban. Incluso José, su prometido, al principio luchó por creer en la historia milagrosa. Imagina cómo debió haberse sentido al escuchar que su prometida estaba embarazada. Sin embargo, María y José confiaron en el llamado de Dios, sabiendo que su obediencia formaba parte del plan eterno del Señor.
• Jesús: El ejemplo supremo de fidelidad
El mismo Jesús ejemplificó la perseverancia en la tarea, incluso frente a la traición, el rechazo y un sufrimiento inimaginable. Aunque fue abandonado por Sus discípulos y burlado por Su propio pueblo, llevó a cabo la voluntad del Padre. A través de la cruz, trajo salvación a toda la humanidad. Su ejemplo nos recuerda mantenernos fieles, sin importar el costo.
Evita la comparación y permanece fiel
Es fácil mirar a otros y sentirse inadecuado o insignificante, especialmente en una cultura obsesionada con seguidores, “likes”, suscriptores y reconocimientos. Pero como seguidores de Cristo, nuestro objetivo no es la fama o el reconocimiento. No se trata de tener la iglesia más grande, el podcast más escuchado o un ministerio mundial. Se trata de servir fielmente y ser conformados a la imagen de Cristo.
“Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” (Mateo 25:23)
Dios no mide el éxito como lo hace el mundo. Él valora la fidelidad en las cosas pequeñas. Ya sea que tu llamado esté bajo los reflectores o en la obediencia silenciosa, confía en que es significativo en Su Reino.
Ánimo para el camino
Cuando te sientas solo o insignificante, recuerda:
• Dios está contigo. Él ha prometido: “Nunca te dejaré ni te desampararé.” (Hebreos 13:5)
• Tu obediencia importa. Dios ve tu fidelidad y la recompensará en Su tiempo.
• Necesitas a otros. Permite que las relaciones piadosas te alienten y corrijan.
• Confía en el plan de Dios. Él te está preparando para algo mayor, incluso en temporadas de anonimato.
Para concluir, no permitas que el desánimo o la comparación te desvíen de cumplir tu llamado divino. Permanece en la tarea. Mantén tus motivos puros. Sirve con humildad, sabiendo que la aprobación de Dios es mucho más valiosa que los aplausos de los hombres. Cuando caminamos fielmente en nuestro llamado, glorificamos a Dios y cumplimos Su propósito para nuestras vidas.
Un día, nos presentaremos ante Él y escucharemos las palabras que todos anhelamos oír:
“Bien, buen siervo y fiel.”
Sherilyn Hamon-Miller, actual CEO de Christian International Ministries, también ejerce como administradora y asistente personal del Dr. Bill Hamon. Es la única hija de los Drs. Bill y Evelyn Hamon, y ha sido bendecida con cuatro hijos, dos hijos políticos y siete adorables nietos.