Autocontrol: evidencia del Espíritu en nuestro interior

He visto a muchas personas en mi vida que carecen de dominio propio (NVI) o de templanza (RVR). Es uno de los frutos del Espíritu y afecta cada aspecto de tu vida.

Gálatas 5:22–23 (NVI):
“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley.”

El dominio propio no es solo fuerza de voluntad; es evidencia del Espíritu obrando en nosotros. Dios nos llama a tener control sobre nuestra lengua (lo que decimos), nuestra mente (lo que pensamos) y nuestro cuerpo (lo que hacemos).

Siembra y cosecha

He visto personas sin dominio propio, también llamado autodisciplina. Algunas no podían controlar su ira y se volvieron verbal o físicamente abusivas. Otras perdieron el control de su vida de pensamientos y cayeron en perversión e inmoralidad.

“Siembra un pensamiento y cosecharás una acción.
Siembra una acción y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino.”

Esto se basa en el principio bíblico de la siembra y la cosecha.

Control sobre el cuerpo

Cuando las personas no tienen control sobre su cuerpo, pueden llegar a ser obesas o anoréxicas. Tal vez no hacen ejercicio ni cuidan su salud, se debilitan y no pueden funcionar correctamente. Algunas caen en adicciones o en el alcoholismo porque no controlan lo que introducen en su cuerpo. Tenemos que recordar que nuestro cuerpo es el templo de Dios.

Control sobre las palabras

Es importante pensar antes de hablar. Dios nos advierte que no chismeemos ni hablemos a espaldas de otros. La Escritura nos dice que escuchemos más de lo que hablamos. Las palabras hirientes a veces pueden golpear más fuerte que un golpe físico.

Proverbios 17:27–28 (NVI):
“El que es entendido refrena sus palabras;
el que es prudente controla sus impulsos.
Hasta el necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente cuando cierra la boca.”

Es mejor que te consideren necio que abrir la boca y quitar toda duda.

Control sobre los pensamientos

La enfermedad mental es un tema muy presente hoy. Yo sí creo que muchas personas experimentan traumas reales y desafíos mentales. Pero a veces, el problema no es una enfermedad, sino la falta de dominio propio sobre las emociones y los pensamientos.

Filipenses 4:8 (NVI):
“Por último, hermanos y hermanas, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo noble, todo lo correcto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo admirable; si hay algo excelente o digno de alabanza, en esto piensen.”

En lo que te enfocas moldea en quién te conviertes. Cada decisión que tomas afecta tu vida—positiva o negativamente—y a menudo afecta también a tu familia y a tus amigos.

Deja que Dios tome el control

Dios quiere tener el control de tu vida. Él pide todo tu corazón, tu mente, tu alma y tu cuerpo.

Tito 2:2 (NVI) llama a los hombres mayores a ser “templados, dignos de respeto, dueños de sí mismos”.

La templanza implica un estilo de vida de constante moderación que fomenta la sabiduría y la estabilidad a largo plazo.

Ha habido muchas ocasiones en mi vida en las que no veía salida a una mala situación. Pero cuando la puse en las manos de Dios y le permití tomar el control, quedé asombrada de cómo él dirigió mis pasos e hizo que todo obrara para bien.

Dominio propio en la vida diaria

La presión de grupo y las normas sociales pueden poner a prueba nuestro dominio propio. Por ejemplo, algunos dicen: “Para hacer mi trabajo, tengo que beber”, o “para encajar en cierto ambiente social”. Pero hay muchos líderes en el gobierno y en los negocios que nunca han tomado una copa.

No estoy diciendo que tomar una bebida sea siempre incorrecto, pero si te falta dominio propio, entonces para ti sí puede serlo.

También necesitas control sobre tu dinero. Si gastas más de lo que ganas, caerás en deudas. Si apuestas o dejas de dar tus diezmos, no estás siendo un administrador sabio. Dios nos llama a ser mayordomos fieles de los recursos que él nos ha confiado.

Y necesitas dominio propio en tu familia: para ser fiel a tu cónyuge y criar a tus hijos con amor y disciplina. Sin dominio propio, puedes volverte abusivo si no logras manejar la ira o la paciencia, o puedes ser excesivamente permisivo y dejar de enseñarles a tus hijos límites y dominio propio en sus propias vidas.

Reflexiones finales

El dominio propio toca cada área de la vida: espiritual, mental, emocional, física, financiera y relacional. No es algo que podamos alcanzar en nuestras propias fuerzas. Es un fruto del Espíritu Santo que se desarrolla a medida que cada día nos rendimos a Dios. La Escritura dice que hemos de conocer a las personas por el fruto—y el dominio propio—que se ve en sus vidas.

Cuando permitimos que el Espíritu de Dios gobierne en nosotros, nuestras acciones, palabras y pensamientos comienzan a alinearse con su voluntad. Y así, no solo cambiamos nuestro destino: también reflejamos a Cristo al mundo.

Sherilyn Hamon-Miller

Sherilyn Hamon-Miller

Sirviendo como directora ejecutiva de Christian International Ministries, Sherilyn Hamon-Miller también desempeña el papel de administradora y asistente personal del Dr. Bill Hamon. Es la única hija de los doctores Bill y Evelyn Hamon, y ha sido bendecida con cuatro hijos, dos yernos/nuera y siete encantadores nietos.