La Sonrisa que ocultaba mi dolor.

No siempre puedes cambiar lo que te sucede, pero sí puedes elegir cómo responder.

Desde afuera, mi vida se veía pulida y organizada. Estaba casada con un pastor que también viajaba como ministro, sonriendo en la primera fila mientras mis cuatro hijos se sentaban a mi lado, perfectamente vestidos para la iglesia. Para quienes observaban, me veía firme, fiel, fuerte—incluso un modelo a seguir que podrían haber admirado, imaginando mi vida como perfecta. Sin embargo, la verdad es que las apariencias pueden engañar. Incluso hoy, cuando navegas por las redes sociales, puedes ver personas—incluso ministros—que parecen tenerlo todo bajo control. Pero detrás de las fotos cuidadosamente seleccionadas, puede haber dolor oculto y cicatrices que nunca verás en una instantánea.

Pero detrás de esa sonrisa había una mujer quebrantada por dentro. Estaba herida. Estaba enojada. Estaba cargando un dolor que no me sentía segura de compartir. No llamo a eso hipocresía, porque verdaderamente anhelaba adorar a Dios y criar a mis hijos en Su presencia. Creía en la Palabra incluso cuando quien la predicaba no la vivía. Sin embargo, había muy pocas personas—si es que había alguna—en quienes sentía que podía confiar.

Y fue entonces cuando aprendí algo aleccionador: las personas no pueden ayudarte con una carga que nunca les cuentas. Pero incluso cuando nadie más lo sabe, Dios lo sabe. Y cuando llegas al límite de ti mismo, Su fidelidad se convierte en tu salvavidas.

Perdón y Libertad

El perdón no se trata de olvidar. Se trata de soltar para que la ofensa ya no te controle. Cuando permites que el dolor y la traición te definan, se convierte en tu prisión. La amargura envenena tus pensamientos e incluso afecta tu cuerpo.

Pero la Escritura lo deja claro:

«Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.» (Hebreos 12:15)

La amargura te ata a ti, no a quien te hirió. El perdón, por otro lado, te libera. No excusa lo que se hizo, pero te libera de estar encadenado a ello.

Elegir Reaccionar de Manera Diferente

No podemos controlar cómo nos tratan las personas, pero sí podemos decidir cómo vamos a responder. Jesús nos mostró otro camino:

«Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen.» (Mateo 5:44)

Eso no es fácil. Se necesita valentía para perdonar, fuerza para responder con amor, y fe para creer que Dios tratará con justicia cada situación. Pero cuando eliges el perdón, recuperas el control de la ofensa y pones tu futuro en las manos de Dios.

No Dejes que el Pasado Te Defina

Una de las mayores mentiras del enemigo es que tu pasado es quien eres. Él susurra: «Eres tu traición. Eres tu error. Eres tu fracaso.» Pero eso no es lo que Dios dice.

Pablo nos recuerda:

«Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.» (Filipenses 3:13-14)

Tu identidad no es tu dolor. No es tu historia. Es quien Dios dice que eres—redimido, restaurado, escogido y amado.

Vivir en Paz, No en el Pasado

No puedes regresar y cambiar lo que sucedió. Pero puedes elegir no vivir allí más. Aferrarse al pasado genera depresión, ansiedad y miedo. Soltar abre la puerta a la paz.

Dios mismo extiende esta promesa:

«No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva.» (Isaías 43:18-19)

Cuando perdonas, cuando sueltas lo que fue, entras en lo que Dios está haciendo ahora.

Definido por Cristo, No por el Dolor

No eres lo que te sucedió. Eres quien Cristo dice que eres. Y Él te llama victorioso:

«Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.» (Romanos 8:37)

Hoy tienes una decisión. Puedes aferrarte al dolor y dejar que te defina—o puedes perdonar, soltar, y entrar en la novedad y paz que Dios tiene esperando.

El perdón no significa que el pasado desaparece. Significa que el pasado ya no dicta tu futuro.

Sherilyn Hamon-Miller

Sherilyn Hamon-Miller

Sirviendo como directora ejecutiva de Christian International Ministries, Sherilyn Hamon-Miller también desempeña el papel de administradora y asistente personal del Dr. Bill Hamon. Es la única hija de los doctores Bill y Evelyn Hamon, y ha sido bendecida con cuatro hijos, dos yernos/nuera y siete encantadores nietos.